Esta vez no me quedé encerrada en el ascensor. Subí a un taxi donde sonaba jazz de banda, el chofer me pregunta si me molesta la música. La rutina fue alterada. No repasé mis notas de cuaderno como cada vez que voy a rendir, esta vez preferí recordar en cepia las fotografías de New Orleans al ritmo del inglés deformado.
Llegué demasiado temprano para la impuntualidad habitual de la ECI. Ni bien llegó el primer JTP pasé a defender mi ensayo como quien entra al matadero. Mi tema: Laclau, populismo, Kirchner y transversalidad. Me fue bien a juzgar por los resultados en la libreta y mejor aún si se considera que estuve casi dos horas discutiendo. A veces uno rinde con el conocimiento y otras veces elige rendir con sus convicciones.
El mismo punto que quedó latente acá con algo más de sustento teórico. Al caso, comparto el criterio de Primo Louis quizás porque nuestra posición en esto es bastante semejante. Parece que nos debatimos con lo orgánico al medio, algo que inevitablemente iba a saltar: nuestra democracia partidaria.
¿Por qué se concibe que es la única manera de hegemonía? Sin pensar en octubre como horizonte, la transversalidad puede proponerse como significante que rescate una serie de demandas no resueltas hasta el momento o en stand by. ¿Las demandas nos vienen corriendo por la derecha?