miércoles

Esa mañana


Es que me falta cuento

en esta capital,

se amarga hasta el romance

y la anarquía crece más.

Es cuerda que se oxida

en esta vena de pensar.

Es musa mal parida

es que no sé ni qué cantar.



Ya no se trataba de repetir rutinas sino de recuperar la mirada. No sé cuando volví pero sé cómo, quizás por ello he demorado tanto en continuar con esta bitácora.

Desperté una mañana sin que el sol me encandilara, estaba dejando un hotel de Núñez lista para una agenda de "oportunidades". Llegué a Palermo, barrio que nunca me atrajo pero el peso de la mochila hizo que me estancara un buen rato en plaza Serrano (tampoco entiendo por qué le llaman así, si tiene un cartelito que dice Plaza Cortázar).

Primera nota de agenda: "dejar atrás el workshop de ayer, no recordar ni siquiera el aspecto porcino de los Grobo, mucho menos sus palabras y empezar de nuevo".

8:15 del sábado - desayuno en la plaza. El mozo quiere conversar porque no sabe cómo disculparse ante la falta de medialunas. Luego de veinte minutos de disculpas en las que se mezclan el clima y los errores de la gestión PRO, me regala un alfajor de chocolate medio derretido. Obsturo una y otra vez, siempre hacia la izquierda debido a la posición de la luz. Un detalle que lleva a otro. Suena el celular que no quiero atender. Sigo gatillando la cámara enfocando puertas, paredes y graffitis. Me sorprende un pibe que me regala un beso para la eternidad de la fotografía.

Olvido la hora pero sé que el sol está en otra posición y me obliga a girar. Vienen llegando los inmigrantes a vender sus cosas. Es tiempo de dejar la comodidad del bar. Otra vez el celular que no quiero atender. Un marroquí que vende cueros me invita un café del termo de un uruguayo. Está algo tibio y demasiado dulce. Me pregunta mi nombre y comienza a contarme esa historia de amor trágico que recorre el Magreb cuya protagonista se llama igual que yo. Ya conozco esos hilos pero me sorprendo ante los detalles de su tejido discursivo colmado de datos melancólicos propios del que se va, del que deja su tierra. Me he ganado un descuento, dos libros del Islam y mi nombre escrito en árabe para que un tatuador lo deje impreso para siempre en mi piel. Creo que también me he llevado la melancolía.


sábado

C´est


Sería un desagravio no reconocer el aporte gramsciano de Primo Louis y el Canilla pero la cosa no iba por ahí. El post "Show must go on" no apuntaba a la hegemonía como reforma de la conciencia pese a que no deja de encontrar ciertas raíces en la relación dialéctica de los intelectuales y la masa para la transformación de las clases subalternas y su desarrollo político. Pasa que ni siquiera quiero utilizar el término "subalterno" que se repite línea tras línea en los cuadernos de la cárcel.

Rescato de Antonio algo que suele pasar desapercibido (menos en los parciales), el sentido común: (...)" concepción del mundo mecánicamente impuesta por una criatura extraña, por uno de los muchos grupos sociales en los que todos están auto-mecánicamente involucrados desde el momento de su entrada en el mundo consciente"(...).

La inquietud sobre las nuevas tecnologías 2.0 y la posible transformación en las maneras de vivir el cuerpo encuentra más asidero en preguntarme cuál es el lugar que ocupan dentro del espacio social y cuál es su aporte a la formación de habitus. Sin intentar siquiera la objetivación de un proceso del que soy parte, ciertas cuestiones hacen ruido en contrapunto con cotidianeidades instaladas. El caso de la espectacularización de la intimidad, por ejemplo, supone un punto en el que "la historia hecha cuerpo" me revela hitos hasta el momento desconocidos. No se trata de una añoranza por el "estado de naturaleza", por el contrario, se trata de escudriñar las estructuras internas de la subjetividad y las estructuras sociales externas de la misma realidad que se representan en historia colectiva inscripta como disposiciones de actuar, sentir, percibir y valorar.

Quien pueda arrojar hipótesis de las causas del fenómeno, se agradece inconmensurablemente. He sumado nuevas preguntas acerca de las 2.0